jueves, 12 de mayo de 2016

EL DILEMA DE NEO

O de la lucha contra las sociedades imaginarias
Los jóvenes y niños de ahora creen, con toda justicia, que “Last Kiss” (Wayne Cochran) es una canción original de Pearl Jam y, algunos más grandecitos, que de Alci Acosta, creen también que los televisores de pantalla plana siempre existieron, que una hamburguesa de McDonald’s es un buen alimento, que la guerrilla siempre fue mala y que todo lo que dice el gobierno es verdad, y resulta justo que los niños creen todo eso porque así se lo hemos enseñado. No obstante la enculturación de los niños y jóvenes, algunos adultos también creen que así es y así ha sido siempre, adultos de estos de las nuevas generaciones, de aquellos de la “Pelota de Letras” para acá.
Los niños están exentos de culpa, los adultos… los adultos también.
Aun nosotros, aquellos de “la generación de la guayaba” también fuimos enculturados por un sistema social que, al igual que a los niños, nos hicieron creer que Jesucristo fue un adonis de ojos azules, risos dorados y barba perfecta, también nos hicieron creer que el ideal de cualquier persona es estudiar, conseguir un título universitario y lograr un empleo respetable en alguna empresa (competir para sobrevivir) creemos también que somos una sociedad de vanguardia, una sociedad moderna, que nuestra democracia es un ejemplo como lo insinuaba Fukuyama (1992).
Sin embargo, existe en el ambiente una sensación casi imperceptible pero fastidiosa, un algo que no sabemos qué es en realidad pues no tiene forma o color definitivo, un sentimiento que soportamos pero que nos molesta como un gusano en la espalda, allá donde no podemos llegar para rascarnos. A punta de no poderlo definir nos acostumbramos a él, convivimos con él y hasta podría decirse que llegamos a amarlo cual síndrome de Estocolmo.
Quién no recuerda aquella escena de la película “The Matrix” en donde Morfeo insta a Neo a decidir si toma la píldora azul o la roja, una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida y, cual héroe de la historia, a cambiar el rumbo de toda la humanidad. He aquí ese diálogo esclarecedor del punto al que quiero llegar:
MORFEO: Puedo verlo en tus ojos, tienes la mirada de un hombre que acepta lo que ve, porque espera despertarse, irónicamente, no dista mucho de la realidad ¿Crees en el destino, Neo? NEO: No. MORFEO: ¿Por qué no? NEO: No me gusta la idea de no ser yo el que controle mi vida. MORFEO: Sé exactamente a lo que te refieres. Te explicaré por qué estás aquí; Estás porque sabes algo. Aunque lo que sabes no lo puedes explicar. Pero lo percibes. Ha sido así durante toda tu vida. Algo no funciona en el mundo. No sabes lo que es, pero ahí está como una astilla clavada en tu mente y te está enloqueciendo. Esa sensación te ha traído hasta mí ¿Sabes de lo que estoy hablando? NEO: ¿De Matrix? MORFEO: ¿Te gustaría saber lo que es? Matrix nos rodea. Está por todas partes incluso ahora, en esta misma habitación. Puedes verla si miras por la ventana o al encender la televisión Puedes sentirla, cuando vas a trabajar cuando vas a la iglesia cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad. NEO: ¿Qué verdad? MORFEO: Que eres un esclavo, Neo, Igual que los demás, naciste en cautiverio naciste en una prisión que no puedes ni oler ni saborear ni tocar. Una prisión para tu mente. Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix. Has de verla con tus propios ojos. Esta es tu última oportunidad. Después, ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul fin de la historia (La historia acabará). Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, te quedas en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad, Nada más.
Lana y Andy Wachouski, The Matrix, 1.999
Como Neo, nosotros, todos nosotros, sabemos que algo NO anda bien, nos quejamos de todo; del monto del salario mínimo, de la corrupción rampante del gobierno, de la guerrilla, de la telenovela, del precio de los alimentos, del mal servicio de Claro, de los tumultos en Transmilenio, del exagerado salario de los congresistas, del anacrónico Procurador, de Vicky Dávila, del costo de la gasolina y así, así interminablemente. Eso, nos dice todos los días que ALGO NO ANDA BIEN, sin embargo, es una incomodidad que el gobierno aprendió a mitigar eficazmente, y si no ¿por qué creen ustedes que andamos siempre tan tranquilos? y hasta nos declaramos felices ¿cómo lo logra? cómo hace el gobierno para que toda esa inmundicia pase descaradamente ante nuestros ojos sin que reaccionemos, como si estuviéramos constantemente dopados… fácil; el gobierno, decide qué es y qué no es, el gobierno es el dueño del conocimiento, el gobierno decide que es bueno y que es malo, que es ético, qué es moral, qué es delito y que es “legal” el gobierno decide quién es el verdadero dueño de qué y quién es invasor, cuándo un asesinato es legal y cuando es un crimen, cuándo un grafiti es arte y cuando es vandalismo, cuando un subsidio es inversión social o derroche público. En fin, es la “ADMINISTRACIÓN DE LA CONCIENCIA” el gobierno administra hasta nuestro subconsciente (El poder pastoral, Michel F.), el gobierno es el dueño del conocimiento y nosotros, nosotros somos esos seres que aún no toman la pastilla roja, somos esos seres amarrados desde el cuello hasta los pies en una caverna mirando las sombras en la pared de roca:
EL MITO DE LA CAVERNA
I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
Platón
Ahora, la cosa es, ¿QUÉ HACER? ¿DEBEMOS HACER ALGO? ¿Tomar la pastilla azul? ¿Tomar la roja?
Le tenemos tanto miedo a la guerra que, nos la hemos aguantado toda una vida…
Sentados en nuestra zona de confort vemos pasar los acontecimientos sin pestañear, no nos gusta lo que sucede pero nos da pánico que algo pueda cambiar por eso aceptamos todo lo que nos imponen, todo lo que nos enseñan, todo lo que nos dictan y todo lo que los noticieros nos muestran. Resulta lógico que las noticias “serias” duren 30 minutos mientras que la farándula y los chismes duren casi dos horas, que pasemos sin inmutarnos de la trágica noticia de la muerte de niños Wayyú por inanición, al desafortunado bajón anímico de James en el real Madrid o los divorcios de JL ¡que vergüenza de sociedad que somos! pero estamos justificados, así nos enseñaron, así nos domesticaron, nos adiestraron en economía mental.
Vivimos con miedo y con pereza, protestamos solo en las redes sociales en donde somos implacables y al amparo de una pantalla de ordenador hasta pedimos la muerte de quienes nos molestan y no somos responsables de las consecuencias, no votamos, no marchamos, no denunciamos, nos da miedo y nos da pereza, tenemos un miedo “legítimo” a perder lo que con tanto esfuerzo y honradamente hemos logrado si nos atrevemos a ir en contra del sistema, de la “Matrix” tenemos miedo de hablar por temor a que nos tilden de guerrilleros, odiamos a estos o a aquellos según nos orienten los noticieros, somos asnos detrás de una zanahoria y nos enseñaron a creer “que tenemos mucho que perder”.
Desde el momento mismo en que nos liberamos del yugo español, acogimos un yugo autóctono, unas cuantas familias que desde entonces nos han exprimido hasta el límite, y, solo con contadas excepciones históricas, hemos protestado (o lo han hecho por nosotros) y logrado pequeños cambios. El gobierno nos ha creado un mundo donde todo lo bueno es una fantasía (ahogarse en deudas) y todo lo malo, aunque real, es aceptable. Una Matrix en donde si el político se roba $10 mil millones es aceptable que vaya a la cárcel (apartamento de lujo) por unos tres años, pero si soy yo el que se roba un tarro de atún de un supermercado, resulta más que justo que pague 10 años en La Picota (Los Miserables). Un mundo de fantasía en el que el hermano de un senador, ex gobernador y ex presidente es el jefe de un escuadrón de la muerte, la esposa es la dueña del sistema de salud pública defraudado, 68 de sus funcionarios en líos judiciales, los hijos en negocios non santos con criminales y sin embargo, la gente insiste en que fue el mejor presidente que ha tenido Colombia y derrama lágrimas porque a sus amigos los quieren judicializar. Un país de las fantasías en el que se gastan 500 millones de pesos en almuerzos y reuniones en clubes y hoteles de lujo para discusiones inocuas sobre la falta de agua en la Guajira, pero no aprueban un solo peso para ejecutar soluciones…
Somos más acomodados que un desvelado y pretendemos ser la élite intelectual y cosmopolita de Latinoamérica, denigramos de nuestro origen indígena al punto que cuando queremos insultar a alguien le decimos “indio” ¡que hipócrita sociedad que somos! Nos sentimos superiores a los venezolanos, ecuatorianos, peruanos y bolivianos, será porque “es de gente inculta tumbar a un presidente” será porque “la gente bien no protesta” ¡que idiota sociedad que somos!
Pero estamos justificados, así nos domesticaron, nunca nos contaron la verdadera historia de nuestros “próceres” en los textos escolares nunca nos dijeron cómo se repartieron las ricas tierras de los llanos, como masacraron a nuestros padres indígenas de la Sierra Nevada, o por qué se crearon las guerrillas campesinas… NO, esa historia no se les puede contar a los niños. Mejor que sigan creyendo que el hada de los dientes es real, al fin de cuentas ¿para qué necesitarían conocer la verdad?
Pero, después de semejante regaño, entonces ¿QUÉ SE SUPONE QUE HAGAMOS? ¿Que dejemos todo y salgamos corriendo a quemar el palacio de Nariño? ¿Que elijamos presidente a Petro o Iván Márquez? ¿Que nos volvamos todos guerrilleros?
Que tal empezar por, SIMPLEMENTE HACER ALGO… algo sencillo, indagar en la verdadera historia, enseñarle a nuestros hijos a pensar crítica y propositivamente, que tal si aportamos soluciones a cada cosa por la que nos quejamos, que tal si armamos marchas donde los carteles estén igual de cargados de quejas como de propuestas, y que tal si en lugar de recoger botellitas de agua para los Wayyú vamos hasta el palacio presidencial y acampamos al frente hasta que les construyan un acueducto digno con la plata que recuperaron de los Nule. –jajaja-
Qué tal si salimos a votar y lo hacemos con convicción, que tal si acompañamos la marcha por reducir el número de congresistas, que tal si dejamos de colarnos en Transmilenio (aunque sea un negocio privado) que tal si NO arrojamos basura a la calle, que tal si dejamos de descalificar a todos los políticos y nos volvemos todos sujetos políticos, que tal si ayudamos a una persona pobre a conseguir trabajo en lugar de decir que todos los pobres son facilistas y perezosos, que tal si denunciamos en lugar de quedarnos callados, que tal si saludamos al vecino, si enseñamos a los niños a respetar a sus abuelos, que tal si no damos tajada y nos negamos a recibirla, que tal si exigimos una mejor educación, que tal si hacemos que un profesor gane igual que un jugador de futbol, que tal si antes de criticar y rechazar escuchamos, que tal si hacemos que las mujeres ganen igual que los hombres, que tal si respetamos los derechos individuales y colectivos de los demás…
Aunque podríamos hacer cosas más contundentes:
NO comprar gasolina todo un día y no volver a hacerlo hasta que no le bajen el precio con justicia
NO usar el celular toda una semana
NO volver a votar por ningún político conocido
NO usar Transmilenio hasta que la utilidad y los costos de su funcionamiento se repartan 50-50 entre los dueños privados y el distrito y consecuentemente mejoren el servicio
Marchar hasta obligar al gobierno a eliminar la minería en las reservas y parques naturales
Tumbar a todo gobernante o funcionario público que no cumpla con lo que prometió en su programa de gobierno o con lo que su cargo le obliga
No ver canales como RCN y Caracol ¡pero en serio!
Exigir la salida de Ordoñez, o mejor, acabar con el cargo de Procurador

Y así, y así interminablemente…

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