O de la lucha
contra las sociedades imaginarias
Los jóvenes y
niños de ahora creen, con toda justicia, que “Last Kiss” (Wayne Cochran) es una
canción original de Pearl Jam y, algunos más grandecitos, que de Alci Acosta,
creen también que los televisores de pantalla plana siempre existieron, que una
hamburguesa de McDonald’s es un buen alimento, que la guerrilla siempre fue
mala y que todo lo que dice el gobierno es verdad, y resulta justo que los
niños creen todo eso porque así se lo hemos enseñado. No obstante la
enculturación de los niños y jóvenes, algunos adultos también creen que así es
y así ha sido siempre, adultos de estos de las nuevas generaciones, de aquellos
de la “Pelota de Letras” para acá.
Los niños están
exentos de culpa, los adultos… los adultos también.
Aun nosotros,
aquellos de “la generación de la guayaba” también fuimos enculturados por un
sistema social que, al igual que a los niños, nos hicieron creer que Jesucristo
fue un adonis de ojos azules, risos dorados y barba perfecta, también nos
hicieron creer que el ideal de cualquier persona es estudiar, conseguir un
título universitario y lograr un empleo respetable en alguna empresa (competir
para sobrevivir) creemos también que somos una sociedad de vanguardia, una
sociedad moderna, que nuestra democracia es un ejemplo como lo insinuaba
Fukuyama (1992).
Sin embargo,
existe en el ambiente una sensación casi imperceptible pero fastidiosa, un algo
que no sabemos qué es en realidad pues no tiene forma o color definitivo, un
sentimiento que soportamos pero que nos molesta como un gusano en la espalda,
allá donde no podemos llegar para rascarnos. A punta de no poderlo definir nos
acostumbramos a él, convivimos con él y hasta podría decirse que llegamos a
amarlo cual síndrome de Estocolmo.
Quién no
recuerda aquella escena de la película “The Matrix” en donde Morfeo insta a Neo
a decidir si toma la píldora azul o la roja, una oportunidad para cambiar el
rumbo de su vida y, cual héroe de la historia, a cambiar el rumbo de toda la
humanidad. He aquí ese diálogo esclarecedor del punto al que quiero llegar:
MORFEO: Puedo
verlo en tus ojos, tienes la mirada de un hombre que acepta lo que ve, porque
espera despertarse, irónicamente, no dista mucho de la realidad ¿Crees en el
destino, Neo? NEO: No. MORFEO: ¿Por qué no? NEO: No me gusta la idea de no ser
yo el que controle mi vida. MORFEO: Sé exactamente a lo que te refieres. Te
explicaré por qué estás aquí; Estás porque sabes algo. Aunque lo que sabes no
lo puedes explicar. Pero lo percibes. Ha sido así durante toda tu vida. Algo no
funciona en el mundo. No sabes lo que es, pero ahí está como una astilla
clavada en tu mente y te está enloqueciendo. Esa sensación te ha traído hasta
mí ¿Sabes de lo que estoy hablando? NEO: ¿De Matrix? MORFEO: ¿Te gustaría saber
lo que es? Matrix nos rodea. Está por todas partes incluso ahora, en esta misma
habitación. Puedes verla si miras por la ventana o al encender la televisión
Puedes sentirla, cuando vas a trabajar cuando vas a la iglesia cuando pagas tus
impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la
verdad. NEO: ¿Qué verdad? MORFEO: Que eres un esclavo, Neo, Igual que los
demás, naciste en cautiverio naciste en una prisión que no puedes ni oler ni
saborear ni tocar. Una prisión para tu mente. Por desgracia no se puede
explicar lo que es Matrix. Has de verla con tus propios ojos. Esta es tu última
oportunidad. Después, ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul fin
de la historia (La historia acabará). Despertarás en tu cama y creerás lo que
quieras creerte. Si tomas la roja, te quedas en el País de las Maravillas y yo
te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que
te ofrezco es la verdad, Nada más.
Lana y Andy
Wachouski, The Matrix, 1.999
Como Neo,
nosotros, todos nosotros, sabemos que algo NO anda bien, nos quejamos de todo;
del monto del salario mínimo, de la corrupción rampante del gobierno, de la
guerrilla, de la telenovela, del precio de los alimentos, del mal servicio de
Claro, de los tumultos en Transmilenio, del exagerado salario de los
congresistas, del anacrónico Procurador, de Vicky Dávila, del costo de la
gasolina y así, así interminablemente. Eso, nos dice todos los días que ALGO NO
ANDA BIEN, sin embargo, es una incomodidad que el gobierno aprendió a mitigar
eficazmente, y si no ¿por qué creen ustedes que andamos siempre tan tranquilos?
y hasta nos declaramos felices ¿cómo lo logra? cómo hace el gobierno para que
toda esa inmundicia pase descaradamente ante nuestros ojos sin que
reaccionemos, como si estuviéramos constantemente dopados… fácil; el gobierno,
decide qué es y qué no es, el gobierno es el dueño del conocimiento, el
gobierno decide que es bueno y que es malo, que es ético, qué es moral, qué es
delito y que es “legal” el gobierno decide quién es el verdadero dueño de qué y
quién es invasor, cuándo un asesinato es legal y cuando es un crimen, cuándo un
grafiti es arte y cuando es vandalismo, cuando un subsidio es inversión social
o derroche público. En fin, es la “ADMINISTRACIÓN DE LA CONCIENCIA” el gobierno
administra hasta nuestro subconsciente (El poder pastoral, Michel F.), el
gobierno es el dueño del conocimiento y nosotros, nosotros somos esos seres que
aún no toman la pastilla roja, somos esos seres amarrados desde el cuello hasta
los pies en una caverna mirando las sombras en la pared de roca:
EL MITO DE LA
CAVERNA
I - Y a
continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con
respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una
especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada,
abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres
que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que
tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las
ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que
arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino
situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un
tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el
público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo
veo-dijo.
- Pues bien, ve
ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de
objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales
hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos
portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén
callados.
- ¡Qué extraña
escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que
nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto
otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el
fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-,
si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los
objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa
van a ver?
- Y si pudieran
hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a
aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la
prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada
vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba
era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por
Zeus!- dijo.
- Entonces no
hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que
las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente
forzoso-dijo.
- Examina, pues
-dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su
ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno
de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el
cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera
dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos
cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que
antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más
cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión
más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a
contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que
estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más
verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho
más-dijo.
II. -Y si se le
obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y
que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y
que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo
llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y
escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del
sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez
llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver
ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería
capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría
acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que
vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de
hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos
mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas
del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la
luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último,
creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro
lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí
mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente
-dijo.
- Y después de
esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y
los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el
autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente
-dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando
se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos
compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y
que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
Platón
Ahora, la cosa
es, ¿QUÉ HACER? ¿DEBEMOS HACER ALGO? ¿Tomar la pastilla azul? ¿Tomar la roja?
Le tenemos tanto
miedo a la guerra que, nos la hemos aguantado toda una vida…
Sentados en
nuestra zona de confort vemos pasar los acontecimientos sin pestañear, no nos
gusta lo que sucede pero nos da pánico que algo pueda cambiar por eso aceptamos
todo lo que nos imponen, todo lo que nos enseñan, todo lo que nos dictan y todo
lo que los noticieros nos muestran. Resulta lógico que las noticias “serias”
duren 30 minutos mientras que la farándula y los chismes duren casi dos horas, que
pasemos sin inmutarnos de la trágica noticia de la muerte de niños Wayyú por
inanición, al desafortunado bajón anímico de James en el real Madrid o los
divorcios de JL ¡que vergüenza de sociedad que somos! pero estamos
justificados, así nos enseñaron, así nos domesticaron, nos adiestraron en
economía mental.
Vivimos con
miedo y con pereza, protestamos solo en las redes sociales en donde somos
implacables y al amparo de una pantalla de ordenador hasta pedimos la muerte de
quienes nos molestan y no somos responsables de las consecuencias, no votamos,
no marchamos, no denunciamos, nos da miedo y nos da pereza, tenemos un miedo
“legítimo” a perder lo que con tanto esfuerzo y honradamente hemos logrado si
nos atrevemos a ir en contra del sistema, de la “Matrix” tenemos miedo de
hablar por temor a que nos tilden de guerrilleros, odiamos a estos o a aquellos
según nos orienten los noticieros, somos asnos detrás de una zanahoria y nos
enseñaron a creer “que tenemos mucho que perder”.
Desde el momento
mismo en que nos liberamos del yugo español, acogimos un yugo autóctono, unas
cuantas familias que desde entonces nos han exprimido hasta el límite, y, solo
con contadas excepciones históricas, hemos protestado (o lo han hecho por
nosotros) y logrado pequeños cambios. El gobierno nos ha creado un mundo donde
todo lo bueno es una fantasía (ahogarse en deudas) y todo lo malo, aunque real,
es aceptable. Una Matrix en donde si el político se roba $10 mil millones es
aceptable que vaya a la cárcel (apartamento de lujo) por unos tres años, pero
si soy yo el que se roba un tarro de atún de un supermercado, resulta más que
justo que pague 10 años en La Picota (Los Miserables). Un mundo de fantasía en
el que el hermano de un senador, ex gobernador y ex presidente es el jefe de un
escuadrón de la muerte, la esposa es la dueña del sistema de salud pública
defraudado, 68 de sus funcionarios en líos judiciales, los hijos en negocios
non santos con criminales y sin embargo, la gente insiste en que fue el mejor
presidente que ha tenido Colombia y derrama lágrimas porque a sus amigos los
quieren judicializar. Un país de las fantasías en el que se gastan 500 millones
de pesos en almuerzos y reuniones en clubes y hoteles de lujo para discusiones
inocuas sobre la falta de agua en la Guajira, pero no aprueban un solo peso
para ejecutar soluciones…
Somos más
acomodados que un desvelado y pretendemos ser la élite intelectual y
cosmopolita de Latinoamérica, denigramos de nuestro origen indígena al punto
que cuando queremos insultar a alguien le decimos “indio” ¡que hipócrita
sociedad que somos! Nos sentimos superiores a los venezolanos, ecuatorianos,
peruanos y bolivianos, será porque “es de gente inculta tumbar a un presidente”
será porque “la gente bien no protesta” ¡que idiota sociedad que somos!
Pero estamos
justificados, así nos domesticaron, nunca nos contaron la verdadera historia de
nuestros “próceres” en los textos escolares nunca nos dijeron cómo se
repartieron las ricas tierras de los llanos, como masacraron a nuestros padres
indígenas de la Sierra Nevada, o por qué se crearon las guerrillas campesinas…
NO, esa historia no se les puede contar a los niños. Mejor que sigan creyendo
que el hada de los dientes es real, al fin de cuentas ¿para qué necesitarían
conocer la verdad?
Pero, después de
semejante regaño, entonces ¿QUÉ SE SUPONE QUE HAGAMOS? ¿Que dejemos todo y
salgamos corriendo a quemar el palacio de Nariño? ¿Que elijamos presidente a
Petro o Iván Márquez? ¿Que nos volvamos todos guerrilleros?
Que tal empezar
por, SIMPLEMENTE HACER ALGO… algo sencillo, indagar en la verdadera historia,
enseñarle a nuestros hijos a pensar crítica y propositivamente, que tal si
aportamos soluciones a cada cosa por la que nos quejamos, que tal si armamos
marchas donde los carteles estén igual de cargados de quejas como de
propuestas, y que tal si en lugar de recoger botellitas de agua para los Wayyú
vamos hasta el palacio presidencial y acampamos al frente hasta que les
construyan un acueducto digno con la plata que recuperaron de los Nule.
–jajaja-
Qué tal si
salimos a votar y lo hacemos con convicción, que tal si acompañamos la marcha
por reducir el número de congresistas, que tal si dejamos de colarnos en
Transmilenio (aunque sea un negocio privado) que tal si NO arrojamos basura a
la calle, que tal si dejamos de descalificar a todos los políticos y nos volvemos
todos sujetos políticos, que tal si ayudamos a una persona pobre a conseguir
trabajo en lugar de decir que todos los pobres son facilistas y perezosos, que
tal si denunciamos en lugar de quedarnos callados, que tal si saludamos al
vecino, si enseñamos a los niños a respetar a sus abuelos, que tal si no damos
tajada y nos negamos a recibirla, que tal si exigimos una mejor educación, que
tal si hacemos que un profesor gane igual que un jugador de futbol, que tal si
antes de criticar y rechazar escuchamos, que tal si hacemos que las mujeres
ganen igual que los hombres, que tal si respetamos los derechos individuales y
colectivos de los demás…
Aunque podríamos
hacer cosas más contundentes:
NO comprar
gasolina todo un día y no volver a hacerlo hasta que no le bajen el precio con
justicia
NO usar el
celular toda una semana
NO volver a
votar por ningún político conocido
NO usar
Transmilenio hasta que la utilidad y los costos de su funcionamiento se
repartan 50-50 entre los dueños privados y el distrito y consecuentemente
mejoren el servicio
Marchar hasta
obligar al gobierno a eliminar la minería en las reservas y parques naturales
Tumbar a todo
gobernante o funcionario público que no cumpla con lo que prometió en su
programa de gobierno o con lo que su cargo le obliga
No ver canales
como RCN y Caracol ¡pero en serio!
Exigir la salida
de Ordoñez, o mejor, acabar con el cargo de Procurador
Y así, y así
interminablemente…
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